El extraño es quien mejor puede conocer la forma de la sociedad, porque tiene la doble cualidad de pertenecer a ella, de sentir lo que se siente ser ella, y de no pertenecer, de poder analizarla como si se tratara de un objeto aparte.
La simulación es infinitamente más dañina, puesto que siempre está sugiriendo que la ley y el órden en sí mismos podrían realmente no ser más que una simulación.
Jean Baudrillard
Llegamos así al Simulacro de Calidad Educativa en la Facultad de Artes Visuales (FAV) de la Universidad Autónoma de Nuevo León, del que todos somos partícipes, actuando en la novela de la educación en el arte.
Éste según mi punto de vista, es el verdadero defecto de la institución. La imagen que se proyecta de directivos, docentes y alumnos, carece de contenido. Asistir a esta escuela, es como un simulacro de incendios, donde suenan las alarmas y todos salen a protegerse, pero con las rostros despreocupados porque sabemos que en realidad, no hay fuego. Por eso los simulacros, aunque conserven ciertas características de los accidentes, no nos preparan para un incendio de verdad. Así entonces, un simulacro de escuela de artes visuales, aunque conserve ciertas características del mundo del arte, no nos preparará para la vida fuera de la institución
Aquí es en donde, desde la posición de El Extraño, y apoyándome en las ideas de Baudrillard, hago la siguiente propuesta de acción-intervención.
Recrear un simulacro, pero esta vez, la simulación consistirá en clausurar la Facultad de Artes Visuales, por todo lo que se ha mencionado antes.
A diferencia de las anteriores propuestas, esta no pretende ser una burla, sino una crítica y una llamada de atención, a todos los que participamos del simulacro de la educación de las artes visuales en la FAV.
